Hasta aquí del sembrado la cultura He cantado y las varias estaciones: Diré ahora del bosque la espesura Y el perezoso olivo, en mis canciones, Y á tí, Baco, tambien. Ya la llanura, Ya el collado se cargan de tus dones, Cubre el campo tu pámpano, y tus uvas Espuman en los labios de las cubas.
Padre Lenéo, vén, tu pié desnuda Y tíñele conmigo en nuevo vino. Vén tambien, oh Mecenas, dáme ayuda, Tú abriste á mis tareas el camino: Gloria mia, mi honor de tí se escude, Y pues me lanzo al ponto cristalino, Hincha mis velas. En mi canto empero No apuraré mi asunto todo entero.
Ni si hubiera cien bocas, lenguas ciento Y de bronce la voz, tanto pudiera: Mas acude solícito á mi acento, Guía el rumbo á la próxima ribera, Al puerto dó camino el ojo atento.
Sunt alii, quos ipse via sibi reperit usus. Hic plantas tenero abscindens de corpore matrum Deposuit sulcis; hic stirpes obruit arvo, Quadrifidasque sudes et acuto robore vallos; Silvarumque aliae pressos propaginis arcus Exspectant, et viva sua plantaria terra; Nil radicis egent aliae, summumque putator Haud dubitat terrae referens mandare cacumen. Quin et caudicibus sectis (mirabile dictu) Traditur e sicco radix oleagina ligno.
Et saepe alterius ramos inpune videmus Vertere in alterius; mutatamque insita mala Ferre pirum, et prunis lapidosa rubescere corna. Quare agite o, proprios generatim discite cultus, Agricolae, fructusque feros mollite colendo; Neu segnes jaceant terrae. Juvat Ismara Baccho Conserere, atque olea magnum vestire Taburnum. Tuque ades, inceptumque una decurre laborem, O decus, o famae merito pars maxima nostrae, Maecenas, pelagoque volans da vela patenti. Non ego cuncta meis amplecti versibus opto; Non, mihi si linguae centum sint, oraque centum, Ferrea vox; ades, et primi lege litoris oram; In manibus terrae; non hic te carmine ficto, Atque per ambages et longa exorsa tenebo.
Sponte sua quae se tollunt in luminis oras, Infoecunda quidem, sed laeta et fortia surgunt. Quippe solo natura subest. Tamen haec quoque, si quis Inserat, aut scrobibus mandet mutata subactis, Exuerint silvestrem animum; cultuque frequenti
Pues no te ofrecerán en voz lijera Falaces ideales invenciones, Entre largos rodeos, mis canciones.
Se dán, en mil especies divididos, Los árboles de modos diferentes: Sin ser por nuestro celo compelidos Hay de ellos que de suyo alzan las frentes, Adornando los campos extendidos, Y en las corvas orillas las corrientes: Tal es el muelle mimbre y la retama, Y álamo y verde sauce de alba rama. Otros hán de semillas nacimiento, Tal el castaño y la carrasca umbrosa, Que al pío horror del bosque dá incremento, Y la encina en oráculos famosa.
Otros, en fin, que espesos, y sin cuento Brotar verás de la raíz viciosa,
Tal el olmo y cerezo, y só el materno Tronco, tal el laurel pulula tierno. Así lo estableció naturaleza,
Así su mano en el verjel reparte Y en selva y sacro bosque su riqueza; Despues á mejorarla vino el arte. Éste, el tallo que escoje con destreza
Del natal ramo; el estacon que parte O que en punta afiló, planta en la tierra, Y aun los troncos tambien en ella encierra. Éste el vástago en arco doblegado
Atento busca y lo soterra vivo.
Por esto el ramo de raíz privado
In quascumque voces artes haud tarda sequentur. Nec non et sterilis, quae stirpibus exit ab imis, Hoc faciet, vacuos si sit digesta per agros: Nunc altae frondes et rami matris opacant, Crescentique adimunt foetus, uruntque ferentem. Jam, quae seminibus jactis se sustulit arbos, Tarda venit, seris factura nepotibus umbram; Pomaque degenerant succos òblita priores; Et turpis avibus praedam fert uva racemos. Scilicet omnibus est labor impendendus, et omnes Cogendae in sulcum, ac multa mercede domandae. Sed truncis oleae melius, propagine vites Respondent, solido Paphiae de robore myrtus; Plantis et durae coryli nascuntur, et ingens Fraxinus, Herculeaeque arbos umbrosa coronae, Chaoniique patris glandes; etiam ardua palma Nascitur, et casus abies visura marinos. Inseritur vero et nucis arbutus horrida foetu; Et steriles platani malos gessere valentes; Castaneae fagus, ornusque incanuit albo Flore piri, glandemque sues fregere sub ulmis. Nec modus inserere atque oculos imponere simplex, Nam, qua se medio trudunt de cortice gemmae, Et tenues rumpunt tunicas, angustus in ipso Fit nodo sinus: huc aliena ex arbore germen Includunt, udoque docent inolescere libro. Aut rursum enodes trunci resecantur, et alte Finditur in solidum cuneis via; deinde feraces Plantae inmittuntur: nec longum tempus, et ingens Exiit ad coelum ramis felicibus arbos,
Y aun la alta cima el podador activo A los campos entrega confiado,
Y si su hacha derroca el viejo olivo, Raíces brotar hace ¡oh maravilla! A la que de él entierra, seca astilla. Con éxito le vemos de contíno En un tronco ingerir rama extranjera, La ciruela enrojece en el endrino, Y ofrecen los manzanos dulce pera. No haya suelos ociosos, y con tino Los que pide cada árbol considera, Tiburno de olivares su campiña Vista, y se enrede en Ismaro la viña.
Al campo, pues, tu celo inteligente El desabrido fruto torne grato. Arbol que ves crecer naturalmente Sólo de estéril pompa el aparato Muestra; mas si le ingieres diligente, O suelo le haces dar menos ingrato, Deja, por tí vencido, su rudeza, Y premia tus cuidados con presteza.
Tambien los premia el tallo, que infructuoso Al hondo pié del tronco ves nacido, Si en campo le trasplantas espacioso. Por la materna copa oscurecido
Pierde su flor bajo el ramaje umbroso, Ó el fruto vé agostar que ha producido. Arbol sembrado es perezoso, y tarda Sombra á tu postrer nieto lento guarda.
Degenera el manzano que asi crece
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