Hinchen estos, á Baco reclamando. Los antiguos Sabinos de esta suerte Tal del Aureo Saturno fué la vida. Y entónces aun al hombre no se via De inmolado novillo hartarse impuro, Ni la trompeta bélica se oia, Ni forjaba la espada el yunque duro..... LIBRO SEGUNDO. (1) Hay de ellos quien de suyo alza la frente etc. Si, como pretende Delille, no hay error en la teoría que desenvuelve Virgilio en todo este pasaje sobre la reproduccion de los árboles, es evidente que hay oscuridad. Todos los árboles, como toda planta, enjendran semillas á quienes la naturaleza ha confiado su reproduccion: casi todos brotan al pié renuevos que los multiplican. Pero la naturaleza es lenta y desordenada en estas operaciones, y si el arte no viniera á su socorro, no obtendrian ni prontos ni bellos plantíos. Si Virgilio ha querido decir que aunque todos los árboles contienen semillas que los reproducen naturalmente, hay unos que, para suplir á la lentitud de la naturaleza, conviene multiplicar por medio de plantones, como el sauce, el chopo etc.; otros, por medio de renuevos, como el cerezo, el olmo, el ciruelo, el melocotonar etc., y otros á quienes estos medios de reproduccion no son aplicables, como el castaño y la encina y que se deben multiplicar por la siembra natural ó artificial de sus semillas, ha dicho una verdad; mas si el texto encierra la idea que parece indicar su letra, á pesar de todo mi respeto por Virgilio, no cometeré la falta de justificarle. Bien analizado todo este pasaje y rectificándole en la parte en que debe ser rectificado, se puede reducir á la siguiente doctrina, á saber: |